jueves, 22 de enero de 2009

Obama 2.0

El pasado martes 21 de Enero a las seis de la tarde hora española, Barack Obama pasó a la historia tras ser considerado el primer presidente 2.0 que accede a la Casa Blanca.
El nuevo presidente conecta con la gente joven precisamente por su perfil de persona 'online', aficionada a las nuevas tecnologías. Y como ha asegurado repetidas veces, va a pelear hasta el último minuto por conservar la tecnología que le ha acompañado estos últimos meses.

Según Gary Shapiro, presidente de la Asociación de la Electrónica de Consumo, Barack Obama es el primer presidente digital de Estados Unidos.

La llegada de Obama al despacho oval coincidió con la consolidación de nuevas formas de comunicación en la Web. Redes sociales o servicios de streaming que presentaron una amplia oferta para seguir el acto de investidura en directo.

Obama es mucho más que el político 2.0, es el hombre que ha reunido a todas las minorías con el color de su piel, su mensaje y su estrategia con la utilización más intensiva de los medios, tradicionales y nuevos, jamás vista.

Obama es un adicto, confesó, a la Blackberry, dispositivo con el que se comunica con su círculo más estrecho de contactos a través de su servicio de correo electrónico.
"Parece que va a ser la cosa más difícil de ser presidente. Me lo van a tener que quitar de las manos", dijo recientemente a la cadena CBS.

El presidente electo ya ha prometido ampliar las conexiones de banda ancha, defender a los proveedores de contenidos y, en contra de los operadores de telefonía, abrir un debate sobre los precios.

Barack Obama ha luchado hasta última hora para conservar su dispositivo móvil, ya que asegura que es su único modo con el que seguir en contacto con el exterior.

"Tan solo se trata de una herramienta más entre las muchas que estoy tratando de utilizar para salir de la burbuja que me rodea. Quiero asegurarme que la gente puede todavía contactar conmigo. Así, si estoy haciendo el tonto, alguien en Chicago podrá mandarme un e-mail y decirme: ¿pero qué haces?".

Las páginas webs especializadas en tecnología han especulado recientemente con la posibilidad de que el Comandante en Jefe de EEUU podría verse obligado a manejar una PDA más segura que funcionase con Windows Mobile.

Obama sabe de los peligros que entrañaría que un hacker o un periodista accediese a la intranet de su móvil. Obama sostiene que todo lo que escribe lo hace siendo consciente de que podría acabar en la CNN, “por eso, siempre me aseguro de pensar bien lo que escribo antes de pulsar la tecla 'enviar'”.

La mejor campaña, Obama 2.0

Si John Fitzgerald Kennedy fue el primer presidente que supo sacarle partido a la televisión, no hay duda de que Barack Obama es el hombre que ha hecho de Internet una de sus armas propagandísticas más afiladas y efectivas.
Después de concluir esta elección presidencial definitivamente las campañas políticas cambiarán sí o sí hacia la comunicación a través de las nuevas tecnologías. Las tecnologías de la información han sido la base principal de publicidad en la más potente propaganda política de todos los tiempos.

Obama ha utilizado eficientemente y con gran acierto todos los medios digitales, su campaña preparada en Youtube, Twitter, Facebook, Myspace, entre otros, le ha llevado a darse a conocer en todos los puntos de Estados Unidos, y sobre todo, ha llegado a la gente joven. Si cogemos como ejemplo a Facebook, al principio de las primarias, partidarios del demócrata ya se encargaban de recabar apoyo mediante grupos y causas en la red social Facebook. Al término de la campaña, el perfil de Obama en Facebook ya contaba con casi dos millones y medio de personas que se declararon amigas del candidato. Este último al ver las posibilidades que le ofrecía la Red se creó una página personal en Myspace. En esta página se generaron toda clase de contenidos, desde foros, boletines y blogs hasta círculos de amigos y campañas paralelas.

Otro de los grandes éxitos de la campaña ha sido la canción “Yes, We can” del miembo de los Black Eyed Peas Will I Am. Este tema fue visionado por más de doce millones de personas en el portal Youtube, y este le ha servido a Obama como himno extraoficial para su campaña.

Además de la función propagandística que ha tenido internet en esta campaña, también ha tenido una función más, la financiación mediante donaciones online. Esta idea ya había sido utilizada con éxito por otro candidato demócrata, Howard Dean. Obama retomó el proyecto de Dean y lo llevó hasta sus últimas consecuencias. Sólo en septiembre del 2008, el equipo de Obama consiguió recaudar 150 millones de dólares mediante pequeñas aportaciones online de sus seguidores.

Tras su investidura como presidente, este no ha abandonado su página oficial, si no que sigue siendo un medio para contactar con sus votantes. En ella agradece a sus incondicionales su apoyo.
Uno de los hándicaps de utilizar internet como medio de difusión es que este sirve para propagar todo tipo de mentiras. Pero incluso para esto, la campaña de Barack Obama ha sabido defenderse poniendo en marcha una web llamada “Stopthemears” – parar las calumnias – con el fin de desmentir todas aquellas falsedades y descreditos acerca del candidato.

El triunfo de Obama ha sido apoyarse en internet, las redes sociales y la televisión, acercándose a todos los grupos sociales de diferentes edades, etnias e ideas y llegar con su mensaje de cambio para los Estados Unidos, es decir, fragmentado por grupos a la sociedad para hacerles llegar su mensaje de la forma más adecuada. La estrategia era “llegar a cientso de pequeños nichos” desde los tiempo de Bill Clinton, a través de herramientas cuando “internet ha hecho tan fácil conectar a la gente” para aumentar su capacidad de elegir.

La web 2.0 y su utilización en esta campaña electoral ha sido el gran acierto por parte del nuevo presidente de los Estados Unidos, ya que le ha llevado a ganar unas elecciones que han marcado un precedente en la historia, y marcarán la tendencia del futuro: basarse en las tecnologías de la comunicación.

Difusión del mensaje del presidente

La investidura del nuevo presidente Barack Obama ha marcado un precedente tanto en la historia de los Estados Unidos como en la historia de la tecnología de las comunicaciones.Todas las cadenas de televisión, compañías de telefonía móvil, entre otros han modificado su oferta habitual para dar un mejor servicio a sus clientes. Un ejemplo claro de esta modificación es Twitter que se ha aliado con Current.tv para retransmitir el evento junto con sus microtextos. De esta manera han conseguido doblar su capacidad para el evento. Al Gore, fundador de CurrentTV, seleccionará los “tweets” (mensajes de menos de 140 caracteres) más interesantes y los mostrará durante su emisión.

Otro ejemplo claro es Youtube que fue uno de los primeros atriles desde los que Obama se dio a conocer en la comunidad internauta internacional. El portal de videos ha querido celebrar la investidura del nuevo presidente con una recopilación de los discursos de varios presidentes de la historia del país. Justin.tv y Facebook también han intentado cubrir el acto de Washington doblando sus esfuerzos.

Las compañías de telefonía móvil también se han visto afectadas por la proclamación de Obama. The New York Times ha informado que las principales operadoras se han visto obligadas a llamar a sus clientes con el fin de que estos moderaran el consumo durante la duración del acto para evitar el colapso de las telecomunicaciones. De facto, empresas como T-Mobile se quedaron sin cobertura durante horas, hecho bastante frustrante en un mundo en los que nos hemos acostumbrado a disponer de estas tecnologías a diario y a todas horas.

Entre las alianzas creadas para el gran día de Obama también está la de Microsoft y CNN, que utilizaron el software Photosynth para crear imágenes en tres dimensiones con las fotos de quienes quieran compartirlas.

La decisión del comité organizador de los cuatro días de celebraciones ha levantado muchas críticas al haber intentado sacar partido económico al asunto vendiendo los derechos en exclusiva de casi todo el evento, exceptuando el discurso inaugural del cuarto día y del desfile que le seguiría. Tampoco permitió que el concierto del pasado domingo en el Lincoln Memorial fuera retransmitido por cadenas generalistas, hecho que provocó opiniones desfavorables, ya que el Lincoln Memorial tiene un significado muy fuerte para los Estadounidenses.

El tan esperando discurso “las palabras de Obama” en cambio si se retransmitió en abierto. Además de las televisiones, que invitaron a los ciudadanos a que participasen enviando sus fotos y videos que posteriormente vincularían a sus webs, también se volcó en el evento el mundo online. El discurso se transmitió en streaming por las webs Hulu.com, Joost.com y por el diario The New York Times entre otras. También Ustreaming.tv anunció una aplicación para el iPhone que permitía seguir en directo la ceremonia.

Las palabras de Obama

Compatriotas:

Me encuentro hoy aquí con humildad ante la tarea que enfrentamos, agradecido por la confianza que me ha sido otorgada, consciente de los sacrificios de nuestros antepasados. Agradezco al presidente Bush su servicio a nuestra nación, así como la generosidad y cooperación que ha demostrado a lo largo de esta transición.

Ya son cuarenta y cuatro los norteamericanos que han hecho el juramento presidencial. Estas palabras han sido pronunciadas durante mareas de prosperidad y aguas tranquilas de la paz. Y, sin embargo, a veces el juramento se hace en medio de nubarrones y furiosas tormentas. En estos momentos, Estados Unidos se ha mantenido no sólo por la pericia o visión de los altos cargos, sino porque nosotros, el pueblo, hemos permanecido fieles a los ideales de nuestros antecesores y a nuestros documentos fundacionales.

Así ha sido. Y así debe ser con esta generación de norteamericanos.
  • La crisis

Que estamos en medio de una crisis es algo muy asumido. Nuestra nación está en guerra frente a una red de gran alcance de violencia y odio. Nuestra economía está gravemente debilitada, como consecuencia de la codicia y la irresponsabilidad de algunos, pero también por el fracaso colectivo a la hora de elegir opciones difíciles y de preparar a la nación para una nueva era.

Se han perdido casas y empleos y se han cerrado empresas. Nuestro sistema de salud es caro; nuestras escuelas han fallado a demasiados; y cada día aporta nuevas pruebas de que la manera en que utilizamos la energía refuerzan a nuestros adversarios y amenazan a nuestro planeta.

Estos son los indicadores de una crisis, según los datos y las estadísticas. Menos tangible pero no menos profunda es la pérdida de confianza en nuestro país - un temor persistente de que el declive de Estados Unidos es inevitable y de que la próxima generación debe reducir sus expectativas.

Hoy os digo que los desafíos a los que nos enfrentamos son reales. Son graves y son muchos. No los enfrentaremos fácilmente o en un corto periodo de tiempo. Pero Estados Unidos debe saber que les haremos frente.

  • Esperanza contra el temor

Hoy nos reunimos porque hemos elegido la esperanza sobre el temor, la unidad de propósitos sobre el conflicto y la discordia. Hoy hemos venido a proclamar el fin de las quejas mezquinas y las falsas promesas, de las recriminaciones y los dogmas caducos que durante demasiado tiempo han estrangulado a nuestra política.

Seguimos siendo una nación joven, pero, según las palabras de las Escrituras, ha llegado el momento de dejar de lado los infantilismos. Ha llegado el momento de reafirmar nuestro espíritu de firmeza: de elegir nuestra mejor historia; de llevar hacia adelante ese valioso don, esa noble idea que ha pasado de generación en generación: la promesa divina de que todos son iguales, todos son libres y todos merecen la oportunidad de alcanzar la felicidad plena.

Al reafirmar la grandeza de nuestra nación, somos conscientes de que la grandeza nunca es un regalo. Debe ganarse. Nuestro camino nunca ha sido de atajos o de conformarse con menos. No ha sido un camino para los pusilánimes, para los que prefieren el ocio al trabajo o buscan sólo los placeres de la riqueza y la fama. Más bien, han sido los que han asumido riesgos, los que actúan, los que hacen cosas -algunos de ellos reconocidos, pero más a menudo hombres y mujeres desconocidos en su labor, los que nos han llevado hacia adelante por el largo, escarpado camino hacia la prosperidad y la libertad.

Por nosotros se llevaron sus pocas posesiones materiales y viajaron a través de los océanos en busca de una nueva vida.

Por nosotros trabajaron en condiciones infrahumanas y se establecieron en el oeste; soportaron el látigo y araron la dura tierra.

Por nosotros lucharon y murieron en lugares como Concord y Gettysburg, Normandía y Khe Sahn.

  • La nación más poderosa

Una y otra vez estos hombres y mujeres lucharon y se sacrificaron y trabajaron hasta tener llagas en las manos para que pudiéramos tener una vida mejor. Veían a Estados Unidos más grande que la suma de nuestras ambiciones individuales, más grande que todas las diferencias de origen, riqueza o facción.

Este es el viaje que continuamos hoy. Seguimos siendo la nación más próspera y poderosa de la Tierra. Nuestros trabajadores no son menos productivos que cuando empezó esta crisis. Nuestras mentes no son menos inventivas, nuestros bienes y servicios no son menos necesarios que la semana pasada, el mes pasado o el año pasado. Nuestra capacidad no ha disminuido. Pero el tiempo del inmovilismo, de la protección de intereses limitados y de aplazar las decisiones desagradables, ese tiempo seguramente ha pasado. A partir de hoy, debemos levantarnos, sacudirnos el polvo y volver a empezar la tarea de rehacer Estados Unidos.

Porque allí donde miremos, hay trabajo que hacer. El estado de la economía requiere una acción audaz y rápida y actuaremos no sólo para crear nuevos empleos sino para levantar nuevos cimientos para el crecimiento. Construiremos carreteras y puentes, las redes eléctricas y las líneas digitales que alimentan nuestro comercio y nos mantienen unidos. Pondremos a la ciencia en el lugar donde se merece y aprovecharemos las maravillas de la tecnología para aumentar la calidad de la sanidad y reducir su coste. Utilizaremos el sol, el viento y la tierra para alimentar a nuestros automóviles y hacer funcionar nuestras fábricas. Y transformaremos nuestras escuelas y universidades para hacer frente a las necesidades de una nueva era. Todo esto podemos hacerlo. Y todo esto lo haremos.

Algunos cuestionan la amplitud de nuestras ambiciones y sugieren que nuestro sistema no puede tolerar demasiados grandes planes. Sus memorias son cortas. Porque han olvidado lo que este país ya ha hecho; lo que hombres y mujeres libres pueden lograr cuando la imaginación se une al interés común y la necesidad a la valentía.

  • Nuevo panorama

Lo que no entienden los cínicos es que el terreno que pisan ha cambiado y que los argumentos políticos estériles que nos han consumido durante demasiado tiempo ya no sirven.

La pregunta que nos hacemos hoy no es si nuestro Gobierno es demasiado grande o pequeño, sino si funciona -ya sea para ayudar a las familias a encontrar trabajos con un sueldo decente, cuidados que pueden pagar y una jubilación digna. Allí donde la respuesta es sí, seguiremos avanzando y allí donde la respuesta es no, pondremos fin a los programas. Y a los que manejamos el dinero público se nos pedirán cuentas para gastar con sabiduría, cambiar los malos hábitos y hacer nuestro trabajo a la luz del día, porque sólo entonces podremos restablecer la confianza vital entre un pueblo y su gobierno.

La cuestión para nosotros tampoco es si el mercado es una fuerza del bien o del mal. Su poder para generar riqueza y expandir la libertad no tiene rival, pero esta crisis nos ha recordado a todos que sin vigilancia, el mercado puede descontrolarse y que una nación no puede prosperar durante mucho tiempo si favorece sólo a los ricos. El éxito de nuestra economía siempre ha dependido no sólo del tamaño de nuestro Producto Nacional Bruto, sino del alcance de nuestra prosperidad, de nuestra habilidad de ofrecer oportunidades a todos los que lo deseen, no por caridad sino porque es la vía más segura hacia el bien común.

En cuanto a nuestra defensa común, rechazamos como falsa la elección entre nuestra seguridad y nuestros ideales. Nuestros padres fundadores, enfrentados a peligros que apenas podemos imaginar, redactaron una carta para garantizar el imperio de la ley y los derechos humanos, una carta que se ha expandido con la sangre de generaciones. Esos ideales aún alumbran el mundo y no renunciaremos a ellos por conveniencia. Y a los otros pueblos y gobiernos que nos observan hoy, desde las grandes capitales al pequeño pueblo donde nació mi padre: sabed que América es la amiga de cada nación y cada hombre, mujer y niño que persigue un futuro de paz y dignidad y de que estamos listos a asumir el liderazgo una vez más.

  • Guardianes de un patrimonio

Recordad que generaciones anteriores se enfrentaron al fascismo y al comunismo no sólo con misiles y tanques, sino con sólidas alianzas y firmes convicciones. Comprendieron que nuestro poder solo no puede protegernos ni nos da derecho a hacer lo que nos place. Sabían por contra que nuestro poder crece a través de su uso prudente, de que la seguridad emana de la justicia de nuestra causa, la fuerza de nuestro ejemplo y las cualidades de la templanza, la humildad y la contención.

Somos los guardianes de este patrimonio. Guiados de nuevo por estos principios, podemos hacer frente a esas nuevas amenazas que exigen aún mayor esfuerzo - incluso mayor cooperación y entendimiento entre las naciones. Comenzaremos a dejar Irak, de manera responsable, a su pueblo, y forjar una paz ganada con dificultad en Afganistán.

  • Contra el terror

Con viejos amigos y antiguos contrincantes, trabajaremos sin descanso para reducir la amenaza nuclear y hacer retroceder el fantasma de un planeta que se calienta. No vamos a pedir perdón por nuestro estilo de vida, ni vamos a vacilar en su defensa, y para aquellos que pretenden lograr su fines mediante el fomento del terror y de las matanzas de inocentes, les decimos desde ahora que nuestro espíritu es más fuerte y no se lo puede romper; no podéis perdurar más que nosotros, y os venceremos.

Porque sabemos que nuestra herencia multiétnica es una fortaleza, no una debilidad. Somos una nación de cristianos y musulmanes, judíos y e hindúes - y de no creyentes. Estamos formados por todas las lenguas y culturas, procedentes de cada rincón de esta Tierra; debido a que hemos probado el mal trago de la guerra civil y la segregación, y resurgido más fuertes y más unidos de ese negro capítulo, no podemos evitar creer que los viejos odios se desvanecerán algún día, que las líneas divisorias entre tribus pronto se disolverán; que mientras el mundo se empequeñece, nuestra humanidad común se revelará; y América tiene que desempeñar su papel en el alumbramiento de una nueva era de paz.

Al mundo musulmán, buscamos un nuevo camino adelante, basado en el interés mutuo y el respeto mutuo. A aquellos líderes en distintas partes del mundo que pretenden sembrar el conflicto, o culpar a Occidente de los males de sus sociedades - sepáis que vuestros pueblos os juzgarán por lo que que podéis construir, no por lo que destruyáis.

  • A las naciones más pobres

A aquellos que se aferran al poder mediante la corrupción y el engaño y la represión de la disidencia, tenéis que saber que estáis en el lado equivocado de la Historia; pero os tenderemos la mano si estáis dispuestos a abrir el puño.

A los pueblos de las naciones más pobres, nos comprometemos a colaborar con vosotros para que vuestras granjas florezcan y dejar que fluyan aguas limpias; dar de comer a los cuerpos desnutridos y alimentar las mentes hambrientas. Y a aquellas naciones que, como la nuestra, gozan de relativa abundancia, les decimos que no nos podemos permitir más la indiferencia ante el sufrimiento fuera de nuestras fronteras, ni podemos consumir los recursos del mundo sin tomar en cuenta las consecuencias. Porque el mundo ha cambiado, y nosotros tenemos que cambiar con él.

Al contemplar la ruta que se despliega ante nosotros, recordamos con humilde agradecimiento aquellos estadounidenses valientes quienes, en este mismo momento, patrullan desiertos lejanos y montañas distantes. Tienen algo que decirnos, al igual que los héroes caídos que yacen en (el cementerio nacional de) Arlington susurran desde los tiempos lejanos. Les rendimos homenaje no sólo porque son los guardianes de nuestra libertad, sino también porque encarnan el espíritu de servicio; la voluntad de encontrar sentido en algo más grande que ellos mismos. Sin embargo, en este momento -un momento que definirá una generación- es precisamente este espíritu el que tiene que instalarse en todos nosotros.

  • La era de la responsabilidad

Por mucho que el Gobierno pueda y deba hacer, en última instancia esta nación depende de la fe y la decisión del pueblo estadounidense. Es la bondad de acoger a un extraño cuando se rompen los diques, la abnegación de los trabajadores que prefieren recortar sus horarios antes que ver a un amigo perder su puesto de trabajo, lo que nos hace superar nuestros momentos más oscuros. Es la valentía del bombero al subir una escalera llena de humo, pero también la voluntad del progenitor de cuidar a un niño, lo que al final decide nuestra suerte.

Nuestros desafíos podrían ser nuevos. Las herramientas con que los hacemos frente podrían ser nuevas. Pero esos valores sobre los que depende nuestro éxito - el trabajo duro y la honestidad, la valentía y el juego limpio, la tolerancia y la curiosidad, la lealtad y el patriotismo - esas cosas son viejas. Esas cosas son verdaderas. Han sido la fuerza silenciosa detrás de nuestro progreso durante toda nuestra historia. Lo que se exige, por tanto, es el regreso a esas verdades. Lo que se nos pide ahora es una nueva era de responsabilidad - un reconocimiento, por parte de cada estadounidense, de que tenemos deberes para con nosotros, nuestra nación, y el mundo, deberes que no admitimos a regañadientes, sino que acogemos con alegría, firmes en el conocimiento de que no hay nada tan gratificante para el espíritu, tan representativo de nuestro carácter que entregarlo todo en una tarea difícil.

Este es el precio y la promesa de la ciudadanía.Esta es la fuente de nuestra confianza - el saber que Dios nos llama a dar forma a un destino incierto.

Este es el significado de nuestra libertad y de nuestro credo - por lo que hombres y mujeres y niños de todas las razas y de todas las fes pueden unirse en una celebración a lo largo y ancho de esta magnífica explanada, por lo que un hombre cuyo padre, hace menos de 60 años, no habría sido servido en un restaurante ahora está ante vosotros para prestar el juramento más sagrado.

Así que, señalemos este día haciendo memoria de quiénes somos y de lo largo que ha sido el camino recorrido. En el año del nacimiento de América, en uno de los más fríos meses, una reducida banda de patriotas se juntaba ante las menguantes fogatas en las orillas de un río helado. La capital se había abandonado. El enemigo avanzaba. La nieve estaba manchada de sangre. En un momento en que el desenlace de nuestra revolución estaba más en duda, el padre de nuestra nación mandó que se leyeran al pueblo estas palabras:

"Que se cuente al mundo del futuro que en las profundidades del invierno, cuando nada salvo la esperanza y la virtud podían sobrevivir ... la urbe y el país, alarmados ante un peligro común, salieron a su paso."

América. Ante nuestros peligros comunes, en este invierno de nuestras privaciones, recordemos esas palabras eternas. Con esperanza y virtud, sorteemos nuevamente las corrientes heladas, y aguantemos las tormentas que nos caigan encima. Que los hijos de nuestros hijos digan que cuando fuimos puestos a prueba nos negamos que permitir que este viaje terminase, no dimos la vuelta para retroceder, y con la vista puesta en el horizonte y la gracia de Dios encima de nosotros, llevamos aquel gran regalo de la libertad y lo entregamos a salvo a las generaciones venideras.

Gracias, que Dios os bendiga, que Dios bendiga a América